Para
empezar me presentaré, me llamo Diana y os voy a contar mi historia, la
historia de cómo conocí al chico más maravilloso y espacial que he podido
conocer y al que nunca podré olvidar.
Hace 5 meses en algún lugar de la ciudad…
Estaba
ella, mirando por la ventana de su habitación, inmersa en sus pensamientos,
como tenía por costumbre cada vez que le pasaba algo, en su habitación sonada
su cadena de radio favorita, la música inundaba aquel pequeño espacio, pero
ella no le prestaba ninguna atención.
Miraba a
las personas pasar, pensando que cada una tenía una historia distinta, llena de
emociones, de algún desamor o de algún amor secreto.
Y en ese
momento cuando está imaginando una historia distinta para cada persona que pasa
debajo de su ventana, su madre, una mujer cerca de los cuarenta años, alta,
morena tanto de piel como el color de su cabello, entra en su habitación.
-¡Diana! ¿Qué
te pasa? Llevo un buen rato llamándote y ni si quiera me respondes, y haz el
favor y baja esa música.
Diana
resopla y se dirige hacia la radio para bajar el volumen aunque no muy a gusto.
-Si mamá,
perdona. ¿Qué querías decirme?
-Tu padre
y yo queremos hablar contigo, baja cuando puedas a la cocina.
Y sin
darle tiempo a responder su madre ya ha cerrado la puerta de su habitación. ¿Qué
querrán decirle? ¿Qué ha hecho esta vez? Siempre le están regañando por cualquier
tontería, así que se imagina que esta vez será algo parecido, aunque nunca le
han llamado los dos.
Baja los
escalones dejando arrastrar los pies a cada paso que da, sin prisas. Llega
hasta la puerta de de la cocina, la abre lentamente, y lo que ve, no es la típica
escena de unos padres enfadados por algo que haya hecho su hijo.
Mira a su
padre, un hombre de unos cuarenta años, bien cumplidos, todo hay que decirlo.
Está con la cabeza agachada, tiene los ojos hinchados y la mirada triste, nunca
le había visto así.
Se dirige
hasta la mesa donde están sentados y se sienta en la única silla que queda
libre. Se respira un ambiente de tensión y decide hablar ella primero.
-¿Qué es
lo que queríais decirme?
Comienza
con una pregunta, un tanto directa, pero no le importa, ella es así.
Su padre
levanta la cabeza y comienza hablar en un tono muy bajo, de cómo está
acostumbrado.
-Diana, ya
eres mayor, tienes 17 años y creemos que ya es hora de que te digamos las cosas
tal y como son. ¿Te acuerdas de la enfermedad de tu abuela?
-Si
-Pues ha
empeorado y ahora mismo está ingresada en el hospital, y la verdad es que
parece bastante grave.
Y al escuchar
estas palabras se derrumba, empieza a llorar desconsoladamente y sale corriendo
a su habitación, allí enciende la radio y sube al máximo el volumen, no quiere
que la escuchen llorar, necesita estar sola y sabe que como la escuchen no lo
estará.
Su abuela,
aquella mujer que la vio crecer, a la que le puede contar sus problemas
sabiendo que siempre la va apoyar en todo, ahora está en una cama, en el
hospital, el lugar más triste que puede imaginar, no quiere pensar en lo peor, pero en su cabeza sus
pensamientos no son nada optimistas.
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